Lo que creemos
Nuestra iglesia confiesa como declaración doctrinal la Fe y Mensaje Bautista, en continuidad con la herencia de la Convención Bautista del Sur. Creemos que la fe cristiana debe expresarse de manera fiel a las Escrituras y con un compromiso absoluto con Jesucristo como Señor.
La Biblia
Creemos que la Santa Biblia es la Palabra inspirada de Dios, “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16–17). Es la revelación perfecta de Dios, infalible y suficiente para todo lo que necesitamos en fe y conducta (Salmo 19:7; Mateo 24:35).
Dios
Creemos en un solo Dios verdadero (Deuteronomio 6:4; Isaías 45:5–6), Creador del cielo y de la tierra (Génesis 1:1), eternamente existente en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14).
Un solo Dios, tres personas
Unidad en esencia, distinción en persona: La doctrina cristiana enseña que Dios es uno en esencia (ousía), pero existe eternamente en tres personas distintas —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— sin división de la divinidad.
Es una verdad bíblica esencial (Isaías 45:5; Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:6).

Dios el Padre
Dios el Padre es la Primera Persona de la Trinidad, eterno, santo, soberano y lleno de amor. Él es espíritu (Juan 4:24), infinito en poder, conocimiento y presencia (Jeremías 23:23–24; Salmo 139:7–10). No tiene principio ni fin (Salmo 90:2; Apocalipsis 1:8). Él es el Padre de nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:1; Efesios 1:3) y el Padre de todos aquellos que, por la fe, son adoptados en Su familia (Juan 1:12; Romanos 8:15–16).

Dios el Hijo Jesucristo
Es el Verbo hecho carne (Juan 1:14), nacido de la virgen María (Mateo 1:23), verdadero Dios y verdadero hombre (Colosenses 2:9). Murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3), resucitó al tercer día (1 Corintios 15:4), ascendió al cielo (Hechos 1:9–11) y regresará en gloria (Mateo 24:30).

Dios el Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad, no una fuerza impersonal, sino verdadero Dios, con intelecto, voluntad y emociones (Efesios 4:30; 1 Corintios 12:11). Es eterno (Hebreos 9:14). Es omnipresente (Salmo 139:7). Es omnipisciente (1 Corintios 2:10–11). Es plenamente Dios, digno de adoración junto con el Padre y el Hijo (Mateo 28:19; Hechos 5:3–4).